Reportaje

No existe un recetario

La Delincuencia Campea por sus Fueros

La acción directa es, por hoy, la solución de soluciones

Por: Angeru Iñaki

 

Iniciaremos el trabajo con la anécdota: Gobernaba el Estado de Jalisco, el general de división Marcelino García Barragán quien, ante el crecimiento de la delincuencia denunciada por los habitantes de los 124 municipios, llamó al general José Kampfer su eficiente Jefe de Estado Mayor y le dijo simplemente: “José estoy muy preocupado y te pido ‘limpies’ la tierra…”

El ameritado militar entendió la orden y pronto empezaron a recibirse en Guadalajara las noticias de que en las cercanías de los palacios municipales de Tlaquepaque, Zapopan, Ciudad Guzmán, Ocotlán, Lagos de Moreno, Tepatitlán de Morelos y otros habían aparecido colgados los cuerpos de viejos gavilleros, de temibles abigeos y algunos mal afamados criminales que tenían asolada a la población jalisciense.

Los ciudadanos se alarmaron cuando en la mismísima Plaza Degollado amanecieron colgados los cuerpos de delincuentes conocidos y temidos por todas las gentes. El orgullo de don Marcelino fue siempre el haber dejado la entidad “en paz, tranquila y segura”.

Jamás se supo si el militar fue el misterioso ejecutor. Lo que se constató fue que la acción directa es el antídoto más eficaz en contra de la delincuencia, ahora protegida por las decisiones alcahuetas de los Organismos No Gubernamentales y los Consejos de los Derechos Humanos, cuyos dirigentes y miembros, en su mayoría extranjeros o de origen extranjero, consideran como agresivo el interrogatorio al delincuente violador contumaz de los derechos humanos de sus víctimas.

Las epidemias nacen, crecen y se multiplican por la ignorancia, el temor, la negligencia y la cobardía. Un simple brote de sarampión se puede convertir en grave enfermedad colectiva si se oculta el primer brote.

Sublimación de lo Criminal

En el Occidente de México, como en todo el país, los delincuentes se dan por racimos y también se dan casos específicos que provocan estupor. Nativo de León es el mal afamado “Cuatro Vientos”. Los que saben dicen que en el mundo no ha habido un carterista como él. Esto llegó al conocimiento del comentarista de televisión Jacobo Zabludowsky mismo que entrevistó al “mete mano”, “punga” o “conejo Ponedor” guanajuatense quien, entrecortado, le respondió al periodista de origen hebreo, cuando éste le pidió le mostrara como realizaba sus “artes”: “licenciado, ni lo espere ¿cómo cree que voy a mostrarle a los niños, a los adolescentes y a los jóvenes cómo les causo daño a mis semejantes?

Los instrumentos de difusión, como el cinematógrafo, la televisión, el video-grama y la radio son impulsores de la delincuencia, son los propagandistas del crimen organizado.

Las filmotecas están llenas de “las hazañas” personales y colectivas de los más temibles delincuentes. Las acciones de los “padrinos” europeos, americanos y asiáticos son del consumo colectivo. Las batallas entre “los buenos” y “los malos” son la ilustración existente que reciben los sectores de la población indefensa por inocente.

Tenemos pruebas del maldito efecto que causó una película de origen italiano en inconformes que se convirtieron posteriormente en secuestradores. El tema de la venganza de un jorobado resentido que capitanea una banda de secuestradores fue repetido materialmente por el despiadado “Mocha Orejas” que sirvió de ejemplo a seguir por todos los secuestradores que tienen en un puño a la sociedad mexicana.

El secuestrador fue entronizado por los medios de comunicación que pusieron énfasis en las fortunas recabadas por la banda de los delincuentes, modo fácil y difícil a la vez de recabar enormes fortunas.

El fermento de la delincuencia está en la sublimación de las mal llamadas “artes criminales”.

Los estrategas del acto contra la delincuencia como Pedro Peñalosa aconsejan lienzos de seda para combatir a los criminales. Por eso la delincuencia campea por sus fueros.

Manos Extrañas Arañan al Pueblo

Decía Arturo Durazo Moreno en sus visitas al Club de Periodistas de México para saludar a la inolvidable Gloria Grace, fascinante intérprete de Alvaro Carrillo, “no hay mejor delincuente que el delincuente muerto, sobre todo si es extranjero” y él iba de la palabra a la obra, nosotros sólo tenemos que recordar la matanza del río Tula.

 

 

La llamada “delincuencia organizada” en México se refuerza con la presencia de los suramericanos, centroamericanos, norteamericanos, europeos, asiáticos y aún africanos, de entre estos los temibles nigerianos estafadores ilustrados en Marsella, Francia.

Desde hace muchos años denunciamos la presencia de hombres y mujeres procedentes del extranjero que causan estragos en México. Fuimos de los primeros en denunciar la presencia de los asesinos etarras en territorio nacional porque industriosos vascuences fueron sorprendidos, vejados, amenazados y estafados por los más brutales asesinos. La ETA tuvo y quizá tenga comandos en Chiapas infiltrados precisamente en las cebadas huestes del mal llamado “Comandante Marcos”.

 

 

Los delincuentes venidos de América del Sur, de Centro América y de los países antillanos viven la primavera en México. Roban, asaltan y matan y se van tranquilamente a sus lugares de origen. Suman cientos los peruanos, los colombianos y los argentinos que pueden ser denominados como criminales a la alta escuela por encabezar bandas de roba bancos, de secuestradores y de estafadores. Las uñas filosas de los extranjeros desgarran a México y que sepamos poco o nada se ha hecho por detenerlos y eso que operan flagrantemente en los Estados y Municipios del país. No son solamente los Mara Salva Trucha centroamericanos, sino todos aquellos que se llamaron “guerrilleros por la liberación nacional” y que encuentran suculentas tajadas en el cuerpo descuidado de la República Mexicana.

Autodestrucción de la Delincuencia

No son obsoletas las lecciones de José Foche, el más eficaz destructor del crimen organizado quien sentenciaba lo siguiente: “dejen que los mastines se maten solos”.

Parece que este es el remedio, pues lo repitieron los italianos en Estados Unidos de Norteamérica quienes primero acabaron con los judíos, con los polacos, los rusos, los japoneses y aún con los chinos delincuentes. La Matanza de San Valentín y la degollina ordenada por Salvatore “Lucky” Luciano canalizó el mando en otros individuos que al final del tiempo se llevan bien con la administración pública.

Para el mando mexicano sería aconsejable aplicar la fórmula Kampfer en Jalisco o las que pusieron punto final a las nefastas labores de la Mano Negra en Veracruz y de las acciones brutales de los asesinos en Puebla que culminaron cuando el general Maximino Avila Camacho puso el orden con mano de hierro.

La delincuencia crece y se multiplica por todos los estados que conforman la República Mexicana. Causa estupor el hecho de escuchar por las mañanas en las entradas de la ciudad de México el “voy a ponerle y luego me regreso”.

Es la voz del delincuente procedente de los 27 municipios conurbados. La delincuencia en el país crece y se multiplicará porque “los papanatas”, piensan que “haciendo calceta” van a impedir que el delincuente se corrija. Todas las teorías son hermosas. Los Quiróz Cuaron, los Diez de Urdanivia, los Peñaloza y otros escriben bonito, pero no dan soluciones. Nos parece que la “operación limpieza” debe realizarse de municipio en municipio, de estado en estado, iniciando la persecución y la erradicación de los extranjeros que han encontrado el paraíso en las tierras mexicanas, porque, en efecto, “la colombianizacion es el pan de cada día que tiene que digerir el mexicano. A grandes males, la acción directa. Vale.

 

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